Su impulso, empeño y generosidad hacen posible este taller.
Su experiencia, talento y consejo nos invita a seguir mejorando en la práctica de un instrumento que a pesar de su rusticidad requiere esfuerzo, tesón y muchas horas de dedicación.
Enrique es sin duda uno de los mejores rabelistas del País y nosotros, sus alumnos, tenemos el privilegio de aprender a su lado.
Su rotunda voz al interpretar coplas y cantares, su agilidad a la hora de trastear las cuerdas, su peculiar humor y carisma, enriquecen cada día de clase con
momentos únicos que guardamos como tesoros en nuestro morral.
¡Gracias, Kike!
Quique al rabel |
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